Un suelo de exterior debe ser duradero, resistente frente a la acción
del sol, la lluvia e incluso las heladas. Pero, además, es
imprescindible tener en cuenta cuestiones como el mantenimiento y, por
supuesto, otras características como que el material evite resbalones en
zonas húmedas, como la piscinas… Son muchos los requisitos que deben
cumplir los suelos de exterior. Para que no tengas ninguna duda al
elegir el tuyo aquí tienes todas las claves.
Los pavimentos de exterior suelen mojarse con frecuencia, lo que
aumenta la probabilidad de caídas por resbalones. Un pavimento con
prestaciones antideslizantes evitará sustos.
En todo caso, “las
texturas antideslizantes son propensas a acumular suciedad con mayor
facilidad que otros acabados. Se recomiendan colores intermedios (los
grises suelen ser los más comunes), con cierta trama o diseño. Además,
la textura elegida debería soportar la acción de sistemas de limpieza
mecánicos de forma puntual
El soporte en el que se vaya a colocar un suelo cerámico debe ser plano, sin grietas ni fisuras, seco y limpio.Para
instalarlo se necesita un cemento cola de alta adherencia flexible (de
tipo C2). Además, no se aconseja la utilización de una junta de
colocación inferior a 3 mm debido a los especiales requisitos de
temperatura y humedad a los que se ven sometidos”
La ceramica. Es una solución práctica y estética para los suelos
del exterior. Es resistente y duradera ante el desgaste, el paso del
tiempo, la humedad y los cambios de temperatura.
En ambientes
exteriores se recomienda optar por la baldosa porcelánica, con absorción
de agua inferior al 0.5%, por su dureza y resistencia ante los agentes
meteorológicos.
Al absorber menos agua,
los suelos de cerámica son más resistentes a las agresiones climáticas
que los azulejos de pasta roja y no se agrietarán en caso de heladas.
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